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Ópera, de P. Craig Russell
Por Beldz en


Título: Ópera
Guión, Dibujo: P. Craig Russell
Editorial: Toutain Editor
Formato: Tapa blanda, color , 142 págs.
Resumen: P. Craig Russell ha triunfado en su intento por desarrollar en el medio gráfico la estructura emocional de la ópera.

Cuando se habla de P. Craig Russell, lo primero que me viene a la mente son sus adaptaciones de grandes clásicos literarios y musicales. El artista ha dedicado gran parte de su carrera a transformar en cómic esas historias épicas y fantásticas que compositores y autores, la mayoría de ellos anónimos, forjaron hace ya mucho tiempo. "El cantar de los Nibelungos", de Richard Wagner -basado en el relato épico medieval germánico-; "La Flauta Mágica", de Mozart; o "Ariadna y Barbazul", de Paul Dukas y Maurice Maeterlink, son tan sólo tres magníficos ejemplos operísticos adaptados al cómic, con gran acierto, por Craig Russell. En Ópera se suman cuatro adaptaciones más: Parsifal, Salomé, Mahler y Pelléas & Mélisande.

En Parsifal, el autor adapta el segundo acto de la última ópera de Wagner, basada en "El cuento del Grial", de Chrétien de Troyes. En él, vemos al joven Parsifal, inexperto e inseguro, a punto de sucumbir ante las artes maléficas del mago Klingsor y de Kundry, la mujer que intentará arrebatar la castidad de este caballero que estaba destinado a encontrar el Santo Grial. A través de un guión demasiado poético -y de una narración un tanto irregular-, Russell intenta transmitir las dificultades y los obstáculos que Parsifal irá encontrando en su camino, para llegar, finalmente, a alcanzar la madurez de espíritu y ser el salvador de Amfortas, el custodio del cáliz sagrado.


En Salomé, Craig Russell adapta la controvertida ópera de Richard Strauss, basada en el drama de Oscar Wilde. Salomé es una preciosa princesa, casta y pura, que vive en la corte del rey Herodias. En una noche de fiesta en palacio, oye los gritos proféticos de un hombre, Juan el Bautista -aquí Jokanaan-, encarcelado y custodiado en un profundo pozo. Salomé, intrigada, desea conocerlo; y cuando lo hace, no sin la reticencia de los guardianes, descubre a un hermoso joven. Las evasivas de Jokanaan ante los halagos de Salomé hacen surgir en ella el rencor y el desprecio. "Deja que bese tu boca", dice Salomé; "¡Hija del adulterio! Sólo hay uno que te puede salvar", responde Jokanaan. Pronto se presenta ante la desdichada la ocasión de vengarse por su ofensa: bailar ante Herodias a cambio de un favor, el que sea que ella quiera. Como os podéis imaginar, Salomé pide la cabeza de Jokanaan, a pesar de las negativas del rey. Horrorizado, contempla como Salomé besa los labios del profeta muerto, cumpliendo así su deseado sueño. Una historia desgarradora, llena de intensidad y expresividad.

En La canción de la tierra y A este mundo, unos "lied" de Gustav Mahler, Russell adapta, en tan sólo unas pocas páginas, dos composiciones emotivas y melancólicas. La primera, un canto a la desesperación del alma; el segundo, la resignación y el desconcierto de una pérdida.


En Pelléas & Mélisande, Russell adapta la ópera de Claude Debussy sobre la obra de Maurice Maeterlinck. Situada en un reino imaginario llamado Allemonde, la misteriosa y enigmática Mélisande conoce a Golaud, el príncipe de Allemonde, cuando éste se había perdido en el bosque mientras cazaba. La joven tan sólo le dice su nombre, negándose a responder sobre su procedencia. Se siente sola y perdida, y llora abundantemente. Poco después, ambos regresan al castillo, ya casados. Allí, Mélisande conoce a Pelléas, el joven hermanastro de Golaud, y rápidamente surge una especie de atracción entre ellos. Se desarrollará un triángulo amoroso que acabará de una forma trágica, con la muerte de los dos protagonistas. Pelléas y Mélisande es una de las obras cumbre del simbolismo. Craig Russell sabe transmitir perfectamente esa atmósfera de misterio e intimidad que llena constantemente este fabuloso relato.

Ópera, editado por Toutain, demuestra la habilidad de Craig Russell de adaptar al cómic estos grandes temas operísticos y literarios. Destaca la expresividad de los personajes, la experimentación que el autor hace del dibujo y los encuadres, y los colores vivos. Russell nos adentra, una vez más, en un mundo fantasioso, donde impera lo trágico y lo misterioso.

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